La transformación digital no es una revolución únicamente ligada a la empresa. Llevamos años experimentando cambios hacia una vida cada vez más digital y nuestros hogares no son una excepción.
En este blog os hemos hablado de la domótica, su auge y transformación hacia los sistemas conectados de hoy en día. En este post queremos dirigir la mirada hacia el presente de las smart homes y el reto que supone para la construcción la digitalización de los hogares.
Domotización, conectividad y sensorización
Los hogares inteligentes o smart homes son aquellas viviendas que cuentan con sistemas conectados a Internet y entre sí, y que nos ofrecen una serie de ventajas que van desde un mayor control de las instalaciones, una mayor eficiencia y ahorro de energía, o simplemente, un mayor confort de los ocupantes del hogar.
En España se estima que, para el año 2024, el crecimiento del mercado de la domótica y los hogares inteligentes crezca un 300 %. Entre los sistemas de automatización del hogar, los más habituales son: iluminación automatizada, enchufes inteligentes, dispositivos para regular la climatización, y cámaras de seguridad y cerraduras inteligentes.
La cara visible de todos estos sistemas de las smart homes son los interfaces digitales, las aplicaciones para dispositivos móviles y todo aquello que nos sirve de control de los sistemas del hogar. Sin embargo, uno de los grandes saltos que ha dado la domótica en las últimas dos décadas se debe a la incorporación de los sensores inteligentes en las viviendas. Estos dispositivos conectados (a cuadros de control, nuestro smartphone, etc.) pueden comunicar un gran número de datos diferentes a sus fuentes. Por ejemplo:
En definitiva, los sensores permiten establecer protocolos IFTT (if this, then that), es decir, acciones en función de la lectura de ciertas situaciones. Aparte de esta automatización, las smart homes ofrecen al usuario la posibilidad de tener un mayor control de su vivienda, de una forma más cómoda e inteligente.
Big Data e Internet de las Cosas en el hogar
Esta incorporación de sensores en los elementos del hogar ofrece la posibilidad de la recopilación de los datos masivos o Big Data, y la matriz que todo lo engrana es el conocido como Internet de las Cosas (IoT). Este último hace referencia a la conexión entre dispositivos digitales que se comunican entre sí. Todas estas tecnologías funcionan de una forma conjunta y en tiempo real, lo que brinda una nueva atención pormenorizada y proactiva, tanto por parte del usuario a través de sus herramientas de control, como de los propios sistemas de forma automatizada.
El futuro de la construcción pasa por la integración de los datos y el software especializado. Por eso, Big Data, IoT, Inteligencia Artificial, etc., son disciplinas tecnológicas que tendrán que ver cada vez más con la digitalización del propio sector. Con la construcción industrializada como referencia en el futuro reciente, encontramos la metodología BIM (Building Information Modelling) como una forma de trabajar en la planificación, diseño y gestión de los proyectos en el que los datos importan más que nunca: el BIM incluye toda la información relevante del proyecto en un modelado digital del edificio, para que todos los que trabajen en el proyecto puedan acceder a la información veraz, actualizada y relevante del mismo.
Como comentamos, el dato adquiere importancia más allá de la construcción: la gestión del mantenimiento puede mejorarse para obtener el máximo de la vida del edificio. Además, como en los edificios destinados al BtR (Build to rent), estos sistemas digitales pueden brindar nuevas herramientas de control y mantenimiento de la edificación.
Ventajas y retos de esta digitalización para el sector de la construcción
Las ventajas para el usuario final de las edificaciones digitalizadas, tanto en las smart homes como en otros edificios que se beneficien de la digitalización, son muy grandes y ya las hemos ido analizando en este post. Sin embargo, el primer reto al que se enfrenta el sector para poder completar estos edificios automatizados y modernos es el de la propia adaptación y transformación de las empresas del sector: desde la cualificación de los profesionales hasta la aplicación en los procesos constructivos.
En segundo lugar, se podría decir que la industrialización es uno de los pasos de la transformación digital de la construcción, pues automatiza procesos y se apoya en tecnologías digitales para numerosas ventajas: reducción de plazos, ahorro de costes, mitigación del impacto medioambiental y mejora sustanciosa del control de calidad de cada una de las fases. En general, la construcción industrializada fomenta una digitalización del proceso constructivo, donde en todo el camino se puede dotar al edificio de herramientas inteligentes que faciliten una gestión integrada de las instalaciones y una mayor eficiencia energética.