El sector inmobiliario nacional se encuentra ante uno de los mayores retos de su historia. Un cambio de modelo estructural que adecúe sus métodos más tradicionales de gestión y desarrollo a las necesidades actuales de la sociedad moderna.
Tras unos años duros, que han servido para afianzar el nivel de profesionalización en todos los ámbitos de la cadena, ha llegado el momento de dar el paso definitivo hacia la verdadera eficiencia y sostenibilidad de nuestro sistema. Y en respuesta a esto, la construcción industrializada emerge como uno de los puntales en los que construir esta nueva etapa y dar soluciones reales al impacto que la construcción tradicional tiene a muchos niveles.
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como de los consumos energéticos, la optimización del empleo de materias primas o una menor generación de residuos de difícil valoración son sólo algunas de las muchas ventajas que ofrece este nuevo modelo. Además, tenemos la oportunidad de avanzar hacia un entorno mucho más digitalizado, controlado y eficiente.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas vienen marcando la ruta a toda la industria desde hace años, permitiendo a las grandes y pequeñas compañías alinear sus estrategias corporativas a un modelo de crecimiento eficiente y provechoso. Los inversores, tanto nacionales como internacionales son ahora plenamente conscientes de ello exigiendo una planificación y políticas de acción que permita incrementar su valor como firmas fiables y comprometidas. En CULMIA, el alineamiento con los ODS nos brinda la oportunidad de orientar el modelo sostenible hacia un objetivo claro y medible.
No es de extrañar que durante y después de la pandemia, los retornos generados por los fondos de renta variable sostenible en países como Estados Unidos superaran a los obtenidos por los fondos tradicionales. Asociar la inversión sostenible a una caída del rendimiento es ya un concepto del pasado. El aumento del interés por las inversiones sostenibles es la señal inequívoca de la toma de conciencia de cada vez más empresas sobre la importancia de implementar prácticas basadas en los criterios ESG.
El sector inmobiliario no es ajeno a esta tendencia y debe trabajar teniendo presente que el objetivo último del concepto de sostenibilidad es satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Para ello, el desarrollo sostenible debe mantener el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social. Los nuevos proyectos cuentan ya con un marcado perfil sostenible que son imprescindibles tanto para la búsqueda de financiación como para levantar el interés de los inversores.
COLABORACIÓN A TODOS LOS NIVELES
La Sociedad demanda, por tanto, un objetivo de Sostenibilidad claro. Nuestro sector es uno de los mayores generadores de emisiones de CO₂ (actualmente casi el 30% de emisiones globales) y consumidores de energía, por lo que todos los agentes deben dirigir sus pasos y procesos hacia ese objetivo de eficiencia. Los arquitectos e ingenieros diseñan edificios más eficientes desde el punto de vista de consumo energético, mediante elementos pasivos o activos de alta eficiencia. Los constructores e industriales ejecutan las obras tratando de disminuir consumos energéticos, huella de carbono y generación de residuos. Y no debemos olvidar a otro agente fundamental en la cadena, las entidades financieras. Son ellas las que permiten financiar los proyectos y la compra de las viviendas al cliente final y resultan fundamentales para acelerar el desarrollo sostenible de los futuros proyectos.
Para ser capaces de disminuir la huella de carbono, promoviendo la economía circular y la correcta gestión de residuos, diseñando y ejecutando edificios con alta eficiencia energética, así como mejorando las condiciones laborales del sector, resulta imprescindible tener claros los objetivos y pasos a seguir. Pero, sobre todo, es necesario ser eficiente en todos los procesos. En el sector promotor y constructor, el éxito para ser más eficientes pasa por una apuesta por la digitalización de los procesos y por su desarrollo desde un enfoque colaborativo entre proveedores, industriales, arquitectos, constructores y promotores bajo el paraguas de las técnicas de planificación Lean, que aseguran una minimización y eliminación de errores y defectos. No hay ninguna duda de que la fórmula para conseguir esto actualmente pasa por el desarrollo de un modelo de construcción industrializado.
COMPROMISO Y CONCIENCIACIÓN BANCARIA
Somos ya conscientes de que cada vez más, las entidades financieras y fondos de inversión, así como las administraciones públicas están valorando la ejecución de estos proyectos sostenibles que ayuden a disminuir las emisiones de CO2, el consumo de energía y los residuos. Es importante tener presente que se trata de una financiación que aplica a todos los niveles, tanto en la fase de construcción y desarrollo como en la fase de uso por parte del cliente final. Las hipotecas verdes, las que bonifican el interés, ofrecen tipos más bajos o eliminan la comisión de apertura si la vivienda es eficiente energéticamente, son ya una realidad en cualquier oficina bancaria. Las grandes entidades están cada vez más implicadas, lo que sin duda ayudará también a hacer evolucionar el negocio inmobiliario.
La forma de colaborar por parte de las entidades financieras en la sostenibilidad se basa en ofrecer mejores condiciones económicas en proyectos y/o viviendas que tengan una alta eficiencia energética, en comparación con el resto de los proyectos. La mayor parte exigen que el Certificado de Eficiencia Energética (CEE) alcance la calificación de A o B, lo que sin duda ha impulsado su desarrollo en toda la industria. De hecho, desde el 2015, en una apuesta clara por esta preocupación de la Sociedad, CULMIA mantiene como requisito de diseño que todos sus proyectos tengan una calificación A o B. Asimismo, y como un nuevo paso hacia un modelo realmente comprometido con la eficiencia y la sostenibilidad, venimos trabajando también en el desarrollo de nuestro propio Certificado de Vivienda Sostenible y Saludable, que contará con unos estándares definidos, y que esperamos poner en marcha en todas nuestras promociones durante los próximos meses.
Desde el punto de vista del cliente final, el modelo industrializado y sostenible no sólo ofrece ventajas desde el lado de la financiación, los consumos energéticos objetivamente menores en un momento en el que el precio de la electricidad viene marcando máximos históricos será también diferencial para avanzar durante los próximos años en esta materia.
Mención aparte merece también el sector público, que será uno de los principales dinamizadores de la construcción industrializada y los nuevos modelos sostenibles. La Administración conoce que sus recientes y próximos proyectos en materia de Built to Rent y la vivienda asequible deben tener ese componente de sostenibilidad aplicada en los edificios proyectados y construidos para asegurarse unas mejores condiciones de financiación y menor coste de mantenimiento futuro.
Finalmente, anotar que actualmente y en el corto plazo, los grandes inversores y financiadores vienen fijando sus intereses en aquellos parámetros que sean capaces de mejorar la eficiencia energética. Pero a medio plazo, tengamos presente que una vez estandarizado que todos los proyectos cuenten con un consumo energético casi nulo, los proyectos mejor bonificados serán aquellos que sean capaces de desarrollar una mejor economía circular, asegurando que se continúa disminuyendo la huella ecológica del sector a todos los niveles. La mayor reutilización de los materiales (actualmente sólo se alcanzan en Europa porcentajes del 20-30%) podrá ahorrar también una cantidad ingente de las emisiones de CO2 generadas.
Juan Manuel Borrás,
Director de Operaciones de CULMIA