A lo largo de la historia hemos vivido diferentes revoluciones industriales, la Primera Revolución Industrial tuvo lugar en el siglo XVIII y desencadenó en un proceso de transformación económico, social y tecnológico marcando un punto de inflexión en la historia, la producción se multiplicó al mismo tiempo que se disminuía el tiempo de producción, todo ello fue posible gracias a la sustitución de la mano de obra manual y uso de tracción animal por maquinaría impulsada y promovida por la máquina de vapor.
Comienza la mecanización de los procesos industriales.
Entre 1870 y 1914 se produce la Segunda Revolución Industrial centrada esencialmente en las nuevas fuentes de energía (el gas, petróleo y la electricidad) el transporte (avión y automóvil) y comunicación (teléfono y radio) todo ello provocó una transformación en cadena que afectó al trabajo, a la forma de organización del trabajo y hasta la política, estamos ante la primera globalización, los mercados se abren gracias a los transportes y se internacionaliza la economía y relaciones empresariales.
Gracias a la electricidad empiezan a montarse las primeras cadenas de montaje en la producción.
Todo esto forma parte del pasado, actulmente nos encontramos en un mundo mucho más tecnológico donde priman las energías renovables, el mundo de las comunicaciones, las redes digitales, el Big Data, IoT en definitiva el uso de los datos. Podriamos decir que los datos son el petroleo de nuestra Era, estamos ante la Tercera y Cuarta Revolución que van unidas casí de la mano.
Sin embargo el mundo de la construcción no avanza al mismo ritmo que el resto de las industrias, esto es muy visible en otras áreas como la comunicación, la automoción, la aeronautica donde todo avanza a pasos agigantados. Nadie se imaginaría hoy en día comprandose un coche sin aire acondicionado o un móvil sin internet, es decir…sin datos. ¿Cómo es posible entonces que la construcción siga siendo una industria basada en la mano de obra?
Esto lo resume muy bien Roger Van Oech (experto en innovación) en su frase:
“No es posible resolver los problemas de hoy con las soluciones de ayer”
La construcción podría incrementar notablemente su productividad si adquiere un estilo de producción similar a la de la industria manufacturera y hace su transición tecnológica hacia la automatización y el uso de los datos como herramienta. La Construcción 4.0 se basa en dos pilares, la industrialización de los procesos constructivos y la incorporación de tecnologías emergentes.
Precisamente en este punto es donde el BIM adquiere un papel importante dentro de la construcción industrializada como herramienta tecnológica de gestión de datos.
El BIM (Building Information Modeling), también llamado modelado de información para la edificación, es el proceso de generación y gestión de datos de un edificio durante su ciclo de vida utilizando software dinámico de modelado de edificios en tres dimensiones y en tiempo real, para disminuir la pérdida de tiempo y recursos en el diseño y la construcción.
En este punto “los datos” es donde encontramos la principal diferencia entre la forma de trabajar ya más propia del pasado, el CAD, y la metodología presente el BIM.
CAD es una herramienta de dibujo para crear geometría básica que represente el mundo real, mientras que una herramienta como Revit, dentro de la Metodología BIM se usa para crear geometría que contiene información real. Un entorno BIM implica interoperabilidad e intercambio de información que se traduce en agilidad en la gestión de procesos tan básicos como cambiar el diseño de una ventana en un edificio, el proceso en CAD implicaría la modificación en todas las vistas donde se encontrase esa ventana, plantas, alzados, etc. el proceso en BIM solo conlleva modificarla en el modelo y automáticamente se actualiza en todas las vistas. Con los datos incluidos en el modelo podemos generar tablas de planificación sobre cualquier dato que necesitemos conocer del edificio, esto con una herramienta del pasado como CAD no es posible, porque no gestiona datos, solo dibujos.
El uso de los datos en la construcción nos sirve para anticiparnos a los problemas, para coordinar diferentes disciplinas bajo un único modelo, evitando la perdida de datos y la descoordinación de las diferentes áreas. El BIM tiene el foco en el trabajo colaborativo donde pueden trabajar varias personas al mismo tiempo usando y compartiendo datos, optimizando la cadena de valor, los recursos y el flujo de información. Una vez terminada la fase de diseño el modelo se sigue alimentando de datos introduciendo la planificación y el control de costes en fase de producción. El modelo puede estar alimentado de tantos datos como sean necesarios cerrando el ciclo de vida completo del proyecto y sirviendo para el mantenimiento posterior del edificio en su fase final.
En una construcción industrializada no cabe espacio a la improvisación en obra, todo debe estar estudiado y solucionado antes de la fabricación. Los elementos llegan a la obra ya terminados.
BIM se presenta como la herramienta tecnológica que es capaz de adaptarse a las necesidades generadas en un entorno más industrial.
Es por ello que en el mundo de la construcción no se pueden seguir haciendo las cosas “como siempre se han hecho” es necesario evolucionar, avanzar y adaptarse a un mundo más tecnológico.
Dentro de la construcción industrializada el BIM no es una opción sino una necesidad.
Por eso no es de extrañar que en países donde los procesos de construcción industrializada están más extendidos la implantación de la metodología BIM está también más avanzada que en países como España.
En España la implantación del BIM se está impulsando más desde el sector público que desde el sector privado de hecho ahora mismo ya existen dos normativas que apoyan el uso de Metodología BIM en licitaciones públicas la primera de ellas la DIRECTIVA 2014/24/ UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de febrero de 2014 que en el Artículo 22.4 establece que “Para contratos públicos de obra y concursos de proyectos, los Estados miembros podrán exigir el uso de herramientas electrónicas específicas, como herramientas de diseño electrónico de edificios o herramientas similares (haciendo alusión al uso de herramientas BIM).
La segunda, en agosto de 2015 el Ministerio de Fomento creó la “Comisión BIM” la cual estableció una hoja de ruta que convertiría en obligatorio el uso de la tecnología BIM para las licitaciones públicas, dividiéndolo en dos fases:
En el siguiente gráfico podemos ver el crecimiento en España y evolución trimestral de la inversión y número de licitaciones públicas con requisitos BIM.
Podemos concluir asegurando que la Innovación es la única ventaja competitiva realmente sostenible en el tiempo y por ello debemos apostar en el mundo de la construcción por procesos constructivos más innovadores como es la construcción industrializada y Metodologías de trabajo más avanzadas y adaptadas a los nuevos tiempos como es el BIM.
Podemos y tenemos la obligación de hacer las cosas mejor.
LORENA ALONSO FERNÁNDEZ
Arquitecto de la Escuela Politécnica de Madrid. Promoción 1996
Master en Project Management año 2008
Actualmente Directora de la Oficina Técnica de estudios de Grupo Avintia.