En el Informe anual sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, hace hincapié en que las decisiones y acciones que se tomen a corto plazo determinarán la capacidad de reducir a la mitad las emisiones globales para 2030 y así alcanzar el cero neto para 2050.
El Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas indica que los edificios son el origen de casi la mitad de todo el uso global de energía, produciendo el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y consumiendo el 25% de toda el agua potable. Asimismo, son responsables del 20% de todos los residuos sólidos producidos en los países desarrollados. En el ecosistema de la edificación, los sistemas de elevación y medios de transporte vertical en general, representan entre el 3-8% del consumo energético de los edificios en los que se integran. De ahí que los ascensores pueden -a través del establecimiento de medidas para mejorar su eficiencia energética-, contribuir a disminuir las emisiones de CO2 en el medioambiente.
En un escenario como el que acabamos de describir, conceptos y metodologías como el Análisis de Ciclo de Vida de producto, adquieren cada vez más relevancia, ya que permiten medir y mejorar el impacto ambiental de un elemento como los ascensores, con el foco siempre puesto en contribuir a un modelo de edificación más sostenible.
Análisis del ciclo de vida
Hasta hace pocos años, el concepto de Análisis de Ciclo de Vida no estaba integrado en los procesos productivos. La industrialización empezaba y acababa en las puertas de cada una de las industrias/empresas. Sin embargo, hoy en día, las políticas ambientales adoptadas por los Estados miembros nos obligan a mirar mucho más allá del perímetro de cada una de las fábricas en las que trabajamos.
El Análisis de Ciclo de Vida del ascensor, como elemento integrado en un edificio, permite la identificación de los principales impactos ambientales que le afectan (vertidos, residuos, emisiones a la atmósfera, consumos de materias primas y de energía), considerando-a su vez- todas las etapas de su ciclo de vida; desde su origen, es decir, la extracción y procesado de las materias primas, pasando por su producción/transformación, transporte y distribución, y continuando hasta el uso, mantenimiento, reutilización, reciclado y disposición en vertedero al final de su vida útil.
Del Análisis de Ciclo de Vida del ascensor se desprende que las fases de mayor impacto ambiental se encuentran relacionadas con las materias primas y con la propia utilización del ascensor.
Durante la fase de utilización del ascensor, y de un modo específico en su consumo energético, influyen un gran número de factores, tales como la capacidad del aparato, su velocidad, el peso de la cabina, la frecuencia de su uso, etc.
La norma de referencia para medir la eficiencia energética de ascensores es la ISO 25745. Dicha norma define 7 clases de consumo, que van desde la A hasta la G en relación al desempeño energético del ascensor, siendo el A el sistema más eficiente. Son dos datos fundamentales a la hora de determinar la clase de consumo de un ascensor: la energía utilizada para un trayecto de referencia y la energía requerida en el modo stand-by. A partir de ahí, el resultado final de la clasificación dependerá del tipo de edificio en el que se integre, el recorrido que realice el aparato en cuestión, y su frecuencia de utilización y carga.
En conclusión, la instalación de ascensores con una clasificación energética A, garantiza un consumo energético eficiente y por tanto contribuye a la sostenibilidad del edificio y su entorno.
Declaración ambiental de producto (EDP) – Materias primas
Entrando en materia relativa al impacto ambiental generado por la gestión de las materias primas, la Declaración Ambiental de Producto (EPD) es la herramienta que nos permite identificar -entre otras- las características asociadas a las materias primas utilizadas en la elaboración de un producto. Dicho análisis incluye datos de proveedores que dan como resultado un cálculo de toneladas equivalente de CO2.
Por tanto la Declaración Ambiental de Producto es el documento que informa de manera objetiva sobre el impacto ambiental asociado a un determinado material o producto, en este caso, la construcción de un ascensor. De esta manera, la EPD cuenta con registros de todas las materias primas utilizadas en el proceso de elaboración/transformación del aparato, sus componentes, peso, proveedor, tipo de transporte, etc. que son en definitiva la base para la definición y establecimiento de criterios ambientales de compra.
En otro orden de cosas, otro factor que nos ayuda a establecer criterios ambientales de compra dentro de la política de compras de la organización, es el modelo de Economía Circular, así como el proyecto de Compra Verde Privada. De este modo, simples actuaciones como la exigencia de etiquetas ecológicas en los productos químicos utilizados, el uso de materiales reciclados, la utilización de las mejores técnicas disponibles, la eficiencia energética en dispositivos eléctricos y electrónicos, la garantía de origen y trazabilidad en envases y embalajes de madera y cartón, la carencia de sustancias SVHC (Substances of Very High Concern) en las materias primas adquiridas y un largo etcétera, son actuaciones que permiten reducir significativamente el impacto ambiental de todo el proceso de compra.
Sumado a todo ello y circunscrito al ámbito de la edificación, es común que para la obtención de sellos ambientales como LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) o BREEAM (Building Research Establishment Environmental Methodology), se pueda demostrar el potencial de reducción del impacto sobre el medio ambiente mediante una EPD de un ascensor. En el caso de que la instalación cumpla con los requisitos establecidos por el sello ambiental, esto es bonificado mediante la obtención de puntos para alcanzar el nivel de certificación final de todo el edificio.
De la cuna a la tumba: la importancia del análisis del ciclo de vida del ascensor para la sostenibilidad del edificio y su entorno
A lo largo de este artículo se ha incidido sobre las fases de uso y compra de materia prima del ascensor, ambas claves para la reducción del consumo energético e impacto ambiental.
No obstante, el Análisis de Ciclo de Vida de un producto – desde la cuna hasta la tumba- examina todas las etapas del ciclo de vida del producto desde la obtención de las materias primas hasta la gestión de los residuos al finalizar su vida útil. Solamente desde esta premisa, implantando una metodología que abarque el proceso en su totalidad, seremos capaces de reducir con un mayor alcance el impacto medioambiental del edificio y su entorno.
Bajo el prisma del concepto integrador de la sostenibilidad, cohabitan junto con el cuidado del medio ambiente, elementos como la búsqueda del necesario equilibrio entre el crecimiento económico y el bienestar social, con el objetivo final de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer a las generaciones futuras.
Trabajando desde hoy, trazamos y aportamos una estrategia de futuro en el que los edificios y todo lo que engloba a estos, jugarán más que nunca un rol fundamental en el objetivo compartido de crear un mundo más equilibrado, justo y sostenible.
Jon Ander Santos,
Técnico de gestión ambiental, Orona