¿Qué significa que pasemos de un sistema de construcción «tradicional» a uno industrializado? Cuando cambiamos los procesos y la forma de producir las casas, las escuelas u otros equipos que tenemos en mente como hospitales, residencias, etc., hay variables que dejan de serlo, por ejemplo: el tiempo de ejecución, el ahorro de costes, los accidentes laborales, la sostenibilidad del proyecto, la mejora en la calidad entregada, etc.
Se nos presenta entonces un nuevo paradigma que viene a sustituir uno tradicional, ya agotado y de poco recorrido para los nuevos tiempos: la revolución 4.0 en el sector constructor-inmobiliario.
Esta Revolución 4.0 supone la combinación de la automatización a través de las nuevas tecnologías y el intercambio de datos a través del Big Data y el Cloud Compunting, con el objetivo de mejorar la eficiencia de los procesos productivos y de gestión dentro de una organización.
El último Barómetro sobre la Madurez Digital en España publicado por Divisadero —propiedad del grupo Merkle— ha decidido incorporar, por primera vez, al sector de la construcción en su análisis, al que define “como un entusiasta digital pero aun con ciertas salvedades”. De hecho, según este mismo estudio, la construcción es el segundo sector de toda España “que más valora la transformación digital como palanca de cambio”.
Una de las premisas en referencia a la Industria 4.0 en el sector de la construcción es la industrialización de los procesos constructivos. Esto significa transformar la concepción de la obra como una fábrica y los procesos constructivos como procesos productivos que industrializar para, posteriormente, incorporar las tecnologías.
La reciente incorporación de sistemas de construcción industrializada, la integración de la metodología BIM (por sus siglas en inglés, Building Information Modelling ) o la introducción de sistemas propios que permiten automatizar procesos son algunos de los hitos que han permitido introducir a la construcción en la rueda digital. Sin embargo, la digitalización va mucho más allá. No hay que entenderla como una mera conversión de los procesos, sino como la necesidad de incluir ciertos elementos nuevos en el propio ADN de las empresas para anticiparnos y liderar un sector que aún tiene mucho por hacer.
El proyecto de construcción típico involucra una multitud de subcontratistas y proveedores independientes, que tienen pocos incentivos para adoptar nuevos métodos durante los breves períodos en que están en el trabajo. Los proyectos varían mucho, por lo que las constructoras a menudo luchan por desarrollar herramientas y métodos que puedan aplicar repetidamente. Es importante tomar en cuenta que la fabrica requiere de una serie de procesos de soporte y control para garantizar su eficiencia y aportación de valor a la compañía, así como el logro de los objetivos establecidos y resultados esperados.
La industrialización de la construcción supone un alto nivel de organización, tecnología y sofisticación en el trabajo de construcción e instalación y requiere formas organizativas progresivas de gestión de la construcción (incluida la consolidación y especialización de las organizaciones de construcción e instalación, cooperación y combinación, y asociaciones multifuncionales para la construcción y la planificación).
La introducción de sistemas de control automatizados que utilizan métodos económicos y tecnología informática, ofrecen grandes oportunidades para mejorar la planificación y la gestión en la construcción y en la producción de materiales de construcción, ensamblajes y piezas
Lograr la integración de todos estos procesos de trabajo en un ecosistema tecnológico integral y, con los datos generados desde el propio proceso, es esencial para organizar la información a través de la cual desarrollar un proceso de toma de decisiones más rápido, preciso y acertado para la actividad productiva.
La digitalización no solo significa incorporar tecnología. Significa también cambiar la cultura interna de una organización de principio a fin, pero también de todos los que forman parte de la cadena de valor del ciclo constructivo. Constructores, promotores, inmobiliarias, instaladores, administraciones públicas, proveedores energéticos, fabricantes. Todos somos partes de la cadena y, como eslabones de ella, debemos sentir la necesidad de innovar e invertir en desarrollo, y más cuando tecnología y desarrollo son prácticamente sinónimos en la actualidad.
No es posible catalogar esta revolución 4.0 como una moda pasajera, las tecnologías evolucionan a velocidad imparable medida en la que es requerida su incorporación en las industrias, la mayoría de los sectores productivos nos encontramos embarcados en este proceso y, sobre todo, cuando en el mundo, casi el 100% de sus operaciones se basa en las tecnologías: comunicaciones, información, transacciones bancarias, llegando inclusive al uso del dinero digital, para el 2019.
La transformación digital requiere inversión. No solo porque es parte del negocio sino también porque es la única manera de actualizarse y conseguir agilizar actividades en pro de la productividad y eficiencia operativa.
Comenzar un proceso de transformación digital no es hacerse con los últimos equipos tecnológicos, es un complejo proceso que implica y afecta de manera transversal a toda la organización. Potenciar el talento interno con formación para los diferentes equipos en las últimas tendencias, analítica y disciplinas digitales que puedan favorecer su ejecución diaria. La formación para la dirección en transformación digital también es necesaria para dotar a los directivos de una visión actualizada de los nuevos modelos de negocio digitales, para saber cómo poder abordar al nuevo consumidor y cómo liderar el cambio.
JUAN J. GONZÁLEZ GONZÁLEZ
Director General Planificación y Organización Corporativa Grupo Avintia